martes, 27 de mayo de 2014


LOS RETOS DE LA FAMILIA

 
Hace unos días hemos tenido un encuentro de matrimonios para hablar de todo lo que concierne a la familia. Invitamos a Evaristo, un laico casado y que hizo estudios en el Instituto de la Familia Juan Pablo II en Cotonou. Se trataba de dar un nuevo impulso a los grupos de familia que existen en nuestra parroquia desde hace unos años. Esperábamos sólo unas pocas personas que iban a venir de los diferentes pueblos pero fuimos sorprendidos por la asistencia de unas setenta y cinco personas, la mayoría con su pareja.

Evaristo es baribá y aparte de conocer la lengua, conoce bien las costumbres en relación al matrimonio y a la familia que aquí se entiende de forma extensiva a todos los parientes. El sentido familiar es más fuerte que la necesaria libertad personal a la hora de elegir a la persona que se quiere. Todo se puede decidir por la familia y a los interesados solo les queda poder llegar a amar a la pareja que le han dado para su matrimonio. Las comunidades cristianas luchan contra los matrimonios forzados en los que una chica muestra claramente que no quiere casarse con la persona que le asignan. Es verdad que todo esto ya ha cambiado mucho y hoy muchas veces los jóvenes van al otro extremo y por afirmar su libertad personal se saltan todas las costumbres de la tradición. Muchos simplemente se juntan y a la familia sólo le queda consentir los hechos consumados.

Aquí la poligamia es una práctica habitual como un signo de riqueza y en una visión de la mujer al servicio del hombre. Todos los que vinieron a este encuentro son parejas que quieren vivir el matrimonio cristiano de un hombre y una mujer y para siempre.

En el encuentro se habló sobre todo de la comunicación necesaria entre los dos y también en relación a los hijos. La cultura favorece mucho la autoridad de los superiores, del marido respecto a la mujer y de los padres respecto a los hijos. El respeto que se debe a los superiores llega a entenderse a costa de la necesaria confianza para poderse comunicar con libertad. El que tiene autoridad no siente tanta necesidad de comunicarse y sólo demanda ser respetado. Hay mucho sufrimiento en muchas mujeres que realmente están sometidas a un marido que solo las quiere para pasar la noche y para que haga los trabajos de la casa.

Los jóvenes también necesitan poder hablar con confianza con sus padres y no sólo obedecer y respetar. Muchos jóvenes en la edad más difícil y a merced de mil influencias de la calle no siempre positivas, no tienen en sus casas con quien confiarse para orientar bien su vida.

Evaristo facilitó la participación de la gente que encontró el clima adecuado para hablar con libertad y compartir sus experiencias. Había un ambiente festivo que hacía que la gente disfrutara y que no quisiera que se terminara el encuentro. Estas parejas están llamadas a compartir con sus comunidades el encuentro para que entre todos se vaya facilitando la necesaria comunicación en el seno de nuestras familias. Encuentros como este son realmente necesarios para que nuestra fe en Jesus nos permita descubrir una manera nueva de vivir nuestras relaciones familiares.

 

 

1 comentario: