AYUDA A LA EVANGELIZACIÓN
Cuando llega el momento de pedir ayuda al
exterior parece que nos entra un cierto complejo si la pedimos para la
evangelización. Parece que la gente lo único que quiere es cosas concretas de
desarrollo, un pozo, una escuela, un centro de salud, etc.
Se comprende que las organizaciones que
no pertenecen a la Iglesia se sientan reacias a cooperar con algo que ellas no
comprenden su utilidad para el verdadero desarrollo de la gente.
Cuando los misioneros vamos a España, la
gente nos pregunta ¿qué hacéis aparte de decir misa y de rezar? ¿Hacéis algo
para que la gente tenga que comer, donde curarse, donde aprender?
La evangelización con el anuncio de la
Buena Nueva despierta la fe en Jesucristo y un amor fraterno que promueve un verdadero
desarrollo humano en todas sus dimensiones.
¿Por qué debemos acomplejarnos para pedir
una ayuda a la evangelización cuando nos dirigimos a los cristianos de nuestras
comunidades de España?
De Cabranes (Asturias) hemos recibido
para la Misión que la Iglesia de Asturias tiene en Bembereke (Benín) una buena
ayuda para un proyecto de agua que comienza con un pozo ya realizado y con unos
servicios y duchas que están ahora en proceso de construcción.
Este año se nos pedía presentar otro
proyecto y hemos decidido pedir para la construcción de una Iglesia para una
comunidad reciente que ha crecido y que sólo tiene una pequeña construcción en
barro a punto de caer. De las 37 que atendemos, al menos 6 están en la lista de espera de hacer una Iglesia nueva. La comunidad se compromete siempre a hacer los ladrillos
y a dar albergue y comida a los albañiles a la vez que les ayudan en su trabajo
de construcción. Se pide ayuda exterior para los materiales y para pagar a los
albañiles.
Ayudar a la asociación de la gente, a la
evangelización, a la formación, son cosas que no se ven directamente como
proyectos de desarrollo, pero son la base para que todo lo demás puede
funcionar.
Para un creyente no hay mayor aportación
que el anuncio de Jesucristo, en El encontramos nuestra liberación, nuestra
capacidad de amarnos y de unirnos, nuestra lucidez y fuerza para trabajar por
los derechos humanos y por todo lo que favorece la vida, la justicia y la paz.
No debemos acomplejarnos para pedir ayuda para la evangelización y para
construir una Iglesia, es una buena causa.
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