UN DINERO QUE DESTRUYE
Siempre pensamos que la solución está en
el dinero. Es verdad que en un momento dado una ayuda económica puede dar un
empujón importante a una acción comunitaria emprendida o a una necesidad
personal urgente. Pero la experiencia nos confirma que muchas veces el dinero
puede destruir nuestros mejores recursos humanos.

Aquí como en otras partes en este momento
de crisis, vemos que el dinero ha venido muchas veces a destruir tradiciones de
solidaridad que daban una respuesta comunitaria a las diversas necesidades.
Cuando por ejemplo llegó un dinero de America para promover la formación
permanente de los maestros, ¿qué se consiguió? La Organización decidió dar una
suma importante de dinero a todos los que acudieran a las sesiones de formación.
Acudían en masa. La razón era que ganaban más dinero que con su salario. Cuando
ahora todas las ayudas del exterior empiezan a desaparecer todos los enseñantes
que antes iban de una manera voluntaria a las sesiones de formación, ahora como
no les dan un dinero extra, ya no están más interesados a acudir.
Depender demasiado del dinero y del
exterior puede hacernos olvidar nuestras motivaciones más gratuitas, nuestros
propios recursos y las mejores costumbres de nuestros pueblos de unirse
solidariamente para responder a todas las necesidades que se presenten.
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