viernes, 2 de mayo de 2014


UN DINERO QUE DESTRUYE

 

Siempre pensamos que la solución está en el dinero. Es verdad que en un momento dado una ayuda económica puede dar un empujón importante a una acción comunitaria emprendida o a una necesidad personal urgente. Pero la experiencia nos confirma que muchas veces el dinero puede destruir nuestros mejores recursos humanos.

Hoy la lectura del evangelio nos muestra a Jesús preguntando a los discípulos como dar de comer a la multitud que viene a escucharle. La primera reacción de los discípulos es ver que no tienen dinero suficiente para comprar los alimentos necesarios para tanta gente. Jesús propone otro camino que es el de compartir lo poco que tenemos y descubrir como la gracia de Dios acompaña siempre nuestro deseo de ayudar a los demás y nuestro compromiso de aportar todo lo poco que somos y tenemos. Nuestra iniciativa de poner en común todos nuestros recursos se ve bendecida al ver que llegamos a dar respuesta al hambre de muchos. La donación de sí de Jesus en la eucaristía es el dinamismo al que somos llamados en un amor que crea comunidad y responde solidariamente al hambre de la multitud, hambre de pan y de Dios.

Aquí como en otras partes en este momento de crisis, vemos que el dinero ha venido muchas veces a destruir tradiciones de solidaridad que daban una respuesta comunitaria a las diversas necesidades. Cuando por ejemplo llegó un dinero de America para promover la formación permanente de los maestros, ¿qué se consiguió? La Organización decidió dar una suma importante de dinero a todos los que acudieran a las sesiones de formación. Acudían en masa. La razón era que ganaban más dinero que con su salario. Cuando ahora todas las ayudas del exterior empiezan a desaparecer todos los enseñantes que antes iban de una manera voluntaria a las sesiones de formación, ahora como no les dan un dinero extra, ya no están más interesados a acudir.

Depender demasiado del dinero y del exterior puede hacernos olvidar nuestras motivaciones más gratuitas, nuestros propios recursos y las mejores costumbres de nuestros pueblos de unirse solidariamente para responder a todas las necesidades que se presenten.

 

 

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