LOS PODERES QUE PROTEGEN
Las personas viven con mucho miedo a mil
poderes físicos y visibles, pero también espirituales y ocultos que pueden
traer el mal, la enfermedad, la muerte. Y buscan protegerse de mil maneras
siguiendo la sabiduría que viene de los antepasados y también del conocimiento
de la naturaleza. Es una manera de hacerse fuerte para que nadie pueda hacerles
mal.
Ante los bandidos que a veces cortan las
carreteras para hacerse con los bienes y el dinero de los que pasan, han
surgido grupos paramilitares que vigilan en determinados puntos para hacer
frente a este problema y perseguir a los que cometen estos actos de violencia
contra la gente. Ellos afirman estar protegidos por talismanes que les hacen
invulnerables ante el ataque de los enemigos. Hacen demostraciones en las que
se disparan los unos a los otros sin que nadie se vea ni siquiera herido. Así
lo cuenta la gente aquí y así lo cuento.
Es frecuente ver a los niños pequeños con
talismanes colgados del cuello como si fueran medallas para que en su
crecimiento se vean libres de enfermedades extrañas de los malos espíritus. Los
grupos de renovación carismática y algunos sacerdotes invitan a los fieles a que
traigan a la iglesia todas estas cosas y que renuncien a toda protección
espiritual fuera de la fe en Jesucristo único Salvador. Yo prefiero simplemente
invitar a los padres a colgar una cruz en vez de un talismán, pero dejándoles que
sean ellos los que según su fe descubran cuando deben dar ese paso con libertad
y convicción propia. La confianza en Jesucristo les va liberando poco a poco de
muchos temores y dependencias.
El otro día un joven que va a ser
bautizado próximamente se me acercó para preguntarme. El quiere poner toda su
confianza sólo en Jesucristo pero ahora que con las lluvias comienzan los duros
trabajos en el campo se le presenta un dilema. Sus padres preparan con raíces
un producto para tener fuerza y poder llevar adelante el trabajo sin cansarse demasiado.
El no sabía si aceptarlo o rechazarlo. Yo le pregunte qué hacían con las raíces
y él me explico que las hervían en agua y que luego bebían esa agua. Yo le dije
que eso no me parecía magia, ni creencia en ningún poder espiritual, que era
simplemente una infusión natural, como una medicina, que daba energía al
cuerpo. No todo lo que viene de la tradición y de la naturaleza, es malo. Hay
una sabiduría popular que los mayores transmiten a los más jóvenes que es una
fuente de recursos naturales para diversas enfermedades y que nada tiene que
ver con la magia sino más bien con la medicina natural. Hoy que la pobreza no
les permite muchas veces ir al hospital y comprar medicinas, la gente recurre a
la medicina natural. La cuestión es verificar su eficacia y saber cuando no
queda otro remedio que acudir al hospital si no se quiere poner en peligro la
vida de las personas.
La luz de la fe debe diferenciar entre la
magia y la medicina, no todo se puede aceptar, pero no todo se puede rechazar
en bloque.
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