lunes, 10 de noviembre de 2014

HISTORIAS INCREIBLES

Una mañana quisimos llevar a los tres diáconos asturianos a conocer la tumba del héroe de los Baribá. Se encuentra enterrado en un lugar cerca de uno de los pueblos de nuestra parroquia, llamado Baura.
Ya en la carretera nos paramos en el pueblo anterior para coger a Charles, uno de nuestros principales catequistas,  y llegados a Baura, un joven de la comunidad cristiana se vino también con nosotros. Tomamos el camino de tierra dirección al monumento construido para albergar los restos de Bio Gera, un personaje no muy lejano en el tiempo, principios del siglo pasado, pero cuya memoria ya está cargada de leyendas realmente increíbles.
Se encuentra en un lugar solitario, lleno de encanto al lado de uno pequeña colina y donde sólo habita la familia del guardián que es a su vez nieto del héroe y que hace de guía a todos los visitantes, grupos de estudiantes y turistas interesados en conocer algo de esta parte importante en la memoria histórica de este pueblo.
Al entrar en el lugar donde se encuentra la tumba, nos contó cómo el organizó la resistencia a los colonizadores franceses. Vimos un ave rapaz disecada en la parte interior de una de las ventanas. Nos contó que un día el ave llegó a romper el cristal de la puerta y entró al interior. Los videntes dijeron que era el alma del fallecido que quería estar junto a sus restos. Luego me pidió que hiciera una oración por su alma.
Más tarde nos enseñó el árbol baoba donde se veían las huellas del caballo con el que había subido para desde allí vigilar a sus enemigos y mostrarles sus especiales poderes. En una roca cerca de Bembereke quedaron impresas las huellas de su paso por allí. Luego el guardián nos llevo a su casa donde nos enseñó todos los restos de armas de los blancos y los arcos y flechas utilizadas por los baribás.

Para nosotros los hechos históricos se mezclaban con leyendas creadas por un confianza ciega en los poderes especiales que tenía Bio Gera. El catequista asentía a todo lo que el guía nos contaba y yo creía que lo hacía por respeto. Más tarde contándole nuestra dificultad para comprender y creer todas esas historias increíbles, él nos mostró su fe ciega en todo ello. Al decirle que eran cosas prácticamente imposibles de creer, él nos habló de cómo también la vida de los santos están llenas de signos y milagros que superan nuestra inteligencia. Y ahí ya no supe que más decir. Los diáconos quedaron sorprendidos y comenzaron a darse cuenta de que hay toda una mentalidad difícil de comprender para los que venimos de Europa. Y esto no es más que la punta de un gran iceberg de misterio y de magia.

1 comentario:

  1. Antonio esa bola nos la contaron a nosotros pero ya sabes es un sacrificio....saludos desde gijon

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