ADIESTRARSE PARA LA GUERRA
En
nuestra ciudad de Bembereke se encuentra una de las principales escuelas
militares de Benín. Para ser militar se requiere tener una buena calificación
en los estudios y todos los años se acepta a un número determinado de los que
voluntariamente quieren probar la posibilidad de entrar en el ejército. Hasta
aquí todo parece más o menos normal. Pero mi asombro comienza cuando voy viendo
la manera de seleccionar y de iniciar a los que van a ser escogidos como los
más fuertes y capaces para la vida militar.
En el mes
de septiembre cuando volvíamos a casa, íbamos adelantando a toda una caravana
de camiones con los nuevos reclutas, chicos y chicas, que iban con rostros
serios y preocupados a vivir un tiempo de verdadero sufrimiento y prueba. Durante tres meses van a ser
tratados como verdaderos animales, haciéndoles soportar condiciones de vida y
ejercicios realmente brutales e inhumanos. Apenas les dejan dormir y descansar.
Les obligan a arrastrarse por el agua y el barro como gusanos y así todos
llenos de barro y suciedad, comenzar a correr hasta la extenuación. Y así otros
muchos horrores a lo largo de las veinticuatro horas de cada día. Ya ha habido
dos que han fallecido, no pudiendo sus cuerpos soportar más. Algunas veces
les permiten lavarse y se ponen a correr
con ropa deportiva y limpia para atravesar la ciudad. Es en este caso que les
saque la foto, pero la mayoría de las veces da penas verles y siente uno dentro
una verdadera indignación por no comprender por qué tanta crueldad.

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