MUSULMANES Y CRISTIANOS
Ayer tuvimos un encuentro entre cristianos
y musulmanes para conocer mejor el Islam actual y para unirnos en la tarea de
buscar la reconciliación, la justicia y la paz en Benín. Estaba preparado como
una sesión de formación para los sacerdotes y religiosas/os de nuestra Diócesis
de Ndali.
Había dos alcaldes musulmanes y un grupo
de unos siete imanes. Un sacerdote nigeriano que trabajó en Egipto y que
aprendió el árabe ofreció una visión general de las dos familias principales de
los sunitas (85%) y de chiitas (15%). Luego este misionero de la Sociedad de
Misiones Africanas entró de lleno en su investigación de los movimientos fundamentalistas
que se han introducido en todos estos
países vecinos y que son conocidos por sus actos terroristas en Mali, Nigeria y
Centroáfrica. Antiguamente parecía imposible pensar en ningún problema entre
musulmanes y cristianos en esta parte de África. Parece que el 11 de Septiembre
lo cambió todo y aquellos que fueron perseguidos en otros países como Afganistán
vinieron hacia aquí y se fueron infiltrando en grupos musulmanes ya presentes.
En Nigeria el grupo de Boko-Haram era
principalmente como una reacción contra la educación occidental cuya influencia
se consideraba realmente maligna para la fe musulmana y para las tradiciones
africanas. Fue la infiltración de radicales de fuera y el posterior asesinato
de su líder lo que parece desencadenó su radicalización terrorista no sólo
contra cristianos sino también contra corrientes musulmanes consideradas como
poco ortodoxas.
En todo caso se vio que era importante estar
atentos para que esas corrientes no entren en nuestro país a desestabilizar
nuestras buenas relaciones y a seducir a tantos jóvenes sin futuro y sin muchas
referencias morales, que encuentran así en ellos unos ideales por los que vivir
y por los que morir.
Por parte de los cristianos hemos hablado de
cultivar las actitudes de respeto a otras religiones como la tradicional y la
musulmana, conociendo que la mayoría son personas que como nosotros quieren
vivir en paz y que en ellos podemos reconocer unos hermanos, hijos todos del
mismo Dios. Cómo alguien comentó, todos bebemos del mismo pozo, aunque saquemos
el agua de diferente manera. Todavía tenemos reciente en la memoria el
evangelio del encuentro de Jesús y la samaritana al borde del pozo, rompiendo
fronteras y divisiones.
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