EL DIABLO POR TODOS LADOS
Hace
poco alguien que negaba la existencia del diablo me pregunto qué es lo que yo
pensaba. Yo creo lo que la Iglesia cree y enseña. Es un misterio el mal, pero
no es sólo el mal que hacemos sino que existe un tentador que tiene ganada su
batalla con nosotros si negamos su existencia. Tampoco parece normal ver al
diablo metido en todo como en general la mayoría de los cristianos de nuestras
comunidades en Benín lo ven. El otro día entré en el momento de formación que
el Grupo de Renovación Carismática tiene en la parroquia y que por otra parte
está haciendo una gran labor de evangelización. El que daba la charla empezó a
hablar de las manifestaciones del diablo que nos quiere alejar del camino de
Dios, algunas me parecían bien reales por resultar verdaderas tentaciones de carácter
espiritual. Pero ya me parecía demasiado cuando empezó a hablar de ruidos en la
casa, de dolores de cabeza y de mil fenómenos extraños. Me parecía que estaba
metiendo a la gente más miedo del que ya tienen en tantos fenómenos extraños en
los que creen. Al día siguiente leo que el papa Francisco habla de la
existencia del demonio y dice que no es que él sea anticuado sino que más bien
no debemos ser ingenuos negando su existencia.
En
todo caso yo quisiera releer de nuevo desde el comienzo la historia de la
salvación donde el hombre es tentado a desconfiar de Dios y a buscar lejos de
Él su progreso, cayendo así en la miseria. Leer de nuevo el Evangelio para
descubrir como Jesús presenta su combate contra el diablo en las tentaciones y
en la liberación de muchas personas poseídas, como aparece en San Pablo y sobre
todo en el Apocalipsis donde la Bestia se enfrenta a los cristianos antes de
ser definitivamente vencida. Quisiera releer la enseñanza de la Iglesia sobre
el tema y ver como se presenta en la vida y enseñanza de los santos. San
Ignacio de Loyola es un gran maestro para discernir lo que viene de uno mismo o del Enemigo o del Espíritu de Dios. Desde ahí y desde mi propia
experiencia abrirme a como se plantea en esta cultura africana donde la gente
se siente tan atormentada por realidades que escapan a toda comprensión de nuestra mentalidad occidental y racionalista. Hay
que discernir lo que viene de nuestro cuerpo enfermo, lo que viene de nuestra
psicología que reacciona a diversas experiencias traumáticas, lo que viene de
la influencia de la cultura y de tradiciones muy arraigadas en las que nacemos
y nos dan sus explicaciones y soluciones para todo lo que nos pasa. Más allá de
todo eso existe nuestra voluntad, nuestra libertad y nuestra responsabilidad
capaz de dejarse seducir por el mal o con la ayuda de la gracia de Dios
desenmascarar el mal y resistir a la tentación. La tentación ha de ser
desenmascarada por que el mal nos seduce ofreciéndonos algo aparentemente bueno
que luego nos lleva al mal. Si nos fiamos de Dios y nos acogemos a su gracia el
diablo no puede hacer más que tentarnos aprovechando todo lo que nos ocurre
para alejarnos de Dios, pero con Jesús podemos aprovecharlo todo como ocasión
para acoger su gracia y avanzar en su camino.
Habrá
que llamar a la vigilancia, al discernimiento y a la oración, a la astucia de
las serpientes, para no dejarnos seducir por el Maligno y desenmascarar sus
engaños. Es la última petición que Jesús nos propone en el Padrenuestro. Es
verdad que nuestra lucha no es contra personas sino contra el espíritu del Mal
que hay combatir con las armas de la fe y de la oración. Pero no hay que
sembrar el temor al diablo sino la confianza en Jesús que nos libera de todo
miedo, de toda angustia, como signos de la venida de su Reino. Nosotros creemos que en la Cruz Jesús ha vencido al
Maligno, al Pecado y a la Muerte. El amor de Dios aleja todo temor y la gracia
sobreabunda sobre el pecado.
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