miércoles, 23 de abril de 2014



EL DIABLO POR TODOS LADOS



Hace poco alguien que negaba la existencia del diablo me pregunto qué es lo que yo pensaba. Yo creo lo que la Iglesia cree y enseña. Es un misterio el mal, pero no es sólo el mal que hacemos sino que existe un tentador que tiene ganada su batalla con nosotros si negamos su existencia. Tampoco parece normal ver al diablo metido en todo como en general la mayoría de los cristianos de nuestras comunidades en Benín lo ven. El otro día entré en el momento de formación que el Grupo de Renovación Carismática tiene en la parroquia y que por otra parte está haciendo una gran labor de evangelización. El que daba la charla empezó a hablar de las manifestaciones del diablo que nos quiere alejar del camino de Dios, algunas me parecían bien reales por resultar verdaderas tentaciones de carácter espiritual. Pero ya me parecía demasiado cuando empezó a hablar de ruidos en la casa, de dolores de cabeza y de mil fenómenos extraños. Me parecía que estaba metiendo a la gente más miedo del que ya tienen en tantos fenómenos extraños en los que creen. Al día siguiente leo que el papa Francisco habla de la existencia del demonio y dice que no es que él sea anticuado sino que más bien no debemos ser ingenuos negando su existencia.

En todo caso yo quisiera releer de nuevo desde el comienzo la historia de la salvación donde el hombre es tentado a desconfiar de Dios y a buscar lejos de Él su progreso, cayendo así en la miseria. Leer de nuevo el Evangelio para descubrir como Jesús presenta su combate contra el diablo en las tentaciones y en la liberación de muchas personas poseídas, como aparece en San Pablo y sobre todo en el Apocalipsis donde la Bestia se enfrenta a los cristianos antes de ser definitivamente vencida. Quisiera releer la enseñanza de la Iglesia sobre el tema y ver como se presenta en la vida y enseñanza de los santos. San Ignacio de Loyola es un gran maestro para discernir lo que viene de uno mismo o del Enemigo o del Espíritu de Dios. Desde ahí y desde mi propia experiencia abrirme a como se plantea en esta cultura africana donde la gente se siente tan atormentada por realidades que escapan a toda comprensión de nuestra mentalidad occidental y racionalista. Hay que discernir lo que viene de nuestro cuerpo enfermo, lo que viene de nuestra psicología que reacciona a diversas experiencias traumáticas, lo que viene de la influencia de la cultura y de tradiciones muy arraigadas en las que nacemos y nos dan sus explicaciones y soluciones para todo lo que nos pasa. Más allá de todo eso existe nuestra voluntad, nuestra libertad y nuestra responsabilidad capaz de dejarse seducir por el mal o con la ayuda de la gracia de Dios desenmascarar el mal y resistir a la tentación. La tentación ha de ser desenmascarada por que el mal nos seduce ofreciéndonos algo aparentemente bueno que luego nos lleva al mal. Si nos fiamos de Dios y nos acogemos a su gracia el diablo no puede hacer más que tentarnos aprovechando todo lo que nos ocurre para alejarnos de Dios, pero con Jesús podemos aprovecharlo todo como ocasión para acoger su gracia y avanzar en su camino.
 
Habrá que llamar a la vigilancia, al discernimiento y a la oración, a la astucia de las serpientes, para no dejarnos seducir por el Maligno y desenmascarar sus engaños. Es la última petición que Jesús nos propone en el Padrenuestro. Es verdad que nuestra lucha no es contra personas sino contra el espíritu del Mal que hay combatir con las armas de la fe y de la oración. Pero no hay que sembrar el temor al diablo sino la confianza en Jesús que nos libera de todo miedo, de toda angustia, como signos de la venida de su Reino. Nosotros creemos que en la Cruz Jesús ha vencido al Maligno, al Pecado y a la Muerte. El amor de Dios aleja todo temor y la gracia sobreabunda sobre el pecado.
 

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