DENUNCIAR LA CORRUPCION
La
mayoría de la población depende de los frutos de la tierra para comer. Es el cultivo
del algodón lo que le interesa al Gobierno para hacer entrar el dinero al país.
Pero la gente que cultiva el algodón no encuentra a veces ningún beneficio después
de todos los gastos y el trabajo realizado. Sólo sirve para ver un poco de
dinero junto al final de la campaña, es una manera de ahorrar para hacer los
gastos extraordinarios de arreglar la casa o de comprar una bici. Este año la
lluvia llegó tarde y a causa de ello la mayoría no han cultivado el algodón. La
mayoría lo que han sembrado es el maíz y otros cultivos para poder comer.
La
lluvia llegó un poco tarde, pero al final llegó abundante, quizá demasiado
abundante. Pero lo que falta es el abono. El abono lo da el gobierno
principalmente para el algodón. Normalmente llega tarde y cuando llega debería
ser vendido el saco a 12.000 francos. Pero los encargados de venderlo, lo
retienen en su mayoría para venderlo de una manera ilegal pero consentida por
todos a casi 20.000 francos. Es por eso que las cosechas no van a ser muy
abundantes ya que la mayoría no tiene dinero para mucho abono y lo que
encuentran es ya demasiado tarde para que sea realmente eficaz. Este problema
de corrupción se da todos los años y todos los años se promete que para el
próximo esto se arreglará, pero cada vez es peor.
Todos
lo saben y se lamentan, pero nadie se arriesga a denunciarlo, porque eso podría
costarle muy caro. Es por eso que el Grupo de Caritas de nuestra parroquia está
pensando hacer un escrito de denuncia y leerlo en el programa de radio que
tenemos todos los sábados en la lengua local. Es una oportunidad para la Caritas
para trabajar por la justicia. Todos los que sufren el problema agradecerán
que alguien alce la voz para denunciarlo. Esperemos que los miedos a las consecuencias y la
falsa prudencia no frenen esta iniciativa. Jesús nos invita a ponernos al lado
de los pobres sin miedo a los poderes de este mundo. La corrupción es una
enfermedad en el mundo entero y aunque la denuncia nos denuncie a nosotros
mismos por nuestra frecuente complicidad, creo que vale la pena no callarse. La
verdad nos hará libres.
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