UNA NUEVA PRESENCIA
La
debilidad de las conexiones a internet me ha obiligado a interrumpir la
comunicación del blog. A veces es bueno aprovechar las ocasiones que las
circunstancias nos ofrecen para desconectar un poco y liberarse de una cierta
dependencia de los nuevos medios de comunicación. Así pude aprovechar el tiempo
de Cuaresma para guardar el silencio necesario que me permite escuchar de nuevo
el anuncio de Jesucristo Resucitado.
Esta
Semana Santa ha sido realmente buena para adentrarme a vivir la Última Cena, la
Pasión y la Resurrección de Cristo en
medio de este pueblo. Fue vivir este misterio de fe adentrandome en el amor, el
sufrimiento y la alegría de las personas con las que comparto la vida. Yo sé
que estoy muy lejos de la proximidad que facilitaría un verdadero compartir,
pero estoy caminando en esa dirección con aceptación de las limitaciones de la
diferencia cultural y de medios, de la lengua y de la edad. Pero todo, hasta las
limitaciones, en manos de la Providencia se puede convertir en una ocasión de
gracia.
Ver
los rostros de las personas a las que lavaba los pies, marchar por los caminos
del pueblo representando el Vía Crucis, vivir la alegría de los nuevos
bautizados la noche de Pascua, todo ello invita a salir al encuentro de Cristo
presente en este pueblo.
Ahora
es como si fuese invitado a vivir todo de nuevo, como si fuese la primera vez.
Quizá sea este comenzar de nuevo la Galilea a la que se refiere Jesús como el
lugar apropiado para ver su nueva presencia en la fe. Esa fe que nos permite
tomar parte en toda su vida gracias al don del Espíritu Santo. Con María y
unidos al Papa Francisco pedimos con toda la Iglesia el nuevo Pentecostes que
va a fortalecer a los cristianos perseguidos y que nos convierte en artesanos
de la paz en un mundo que en estos momentos tanto la necesita.
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