LA PIEDAD POPULAR
Es
una realidad universal que los pobres encuentran sus maneras de expresar su fe
con devociones que a veces a “los más estudiados” nos cuesta comprender y
acompañar. Pero es también verdad que Jesús agradece al Padre que se manifiesta
a los sencillos y se oculta a los que se creen sabios.
Cuando
llegué por primera vez a Benín y en concreto a esta parroquia de Bembereke me
encontré con la realidad de dos peregrinaciones marianas que movilizaban a
muchísima gente. Una de ellas una peregrinación diocesana que se hace por el
mes de marzo en el Santuario mariano que está en nuestra parroquia y otra a
nivel nacional durante este mes de agosto. De todos los puntos del país se
desplazan miles de peregrinos muchas veces hacinados en camiones y en
condiciones que hacen realmente de la peregrinación un verdadero tiempo de
sacrificio.
Viniendo
de nuestra Europa tan secularizada y de una cultura más racional nos cuesta y a
mí me costaba entender que provecho espiritual se le podía sacar a todo ese
movimiento humano por otra parte costoso en una situación de pobreza como la de
estos países. Pero una catequesis que se fue haciendo por los pueblos en los
que se pedía que cada uno contase cómo llego a ser cristiano, una gran mayoría
decían que todo había comenzado cuando algún cristiano le invitó a ir a una de estas
peregrinaciones y vio el amor y la alegría que reinaba entre todos. A partir de
ese momento yo comencé a cambiar la manera de ver estas manifestaciones de
la piedad popular.
Ahora
es el Papa Francisco el que en su exhortación de “La alegría de la fe” nos
llama a aproximarnos a esta realidad con la mirada del Buen Pastor que no busca
juzgar sino amar. La piedad popular traduce una sed de Dios que solo los
sencillos y los pobres pueden conocer. Y en todo esto la devoción mariana abre
una manera de vivir el Evangelio de una manera expresiva y hasta corporal,
donde el verse juntos y poder cantar y danzar alabando al Señor abre el corazón
de los pobres al Espíritu de Dios. Quizá somos nosotros los pastores los que
tendremos que volver a hacernos más sencillos para poder compartir la fe de los
más pobres.
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